Encontrar el amor de nuestra vida es el deseo más intenso para muchos, porque hemos crecido viendo películas en las que los protagonistas solo encontraban la felicidad cuando estaban al lado de la persona a la que querían, escuchando canciones sobre lo mucho que tal persona ama a tal otra, y en definitiva, viviendo un amor romántico como objetivo final en la vida, para poder disfrutar de una felicidad plena y absoluta. Tanto es así que muchos incluso están dispuestos a llegar donde haga falta para disfrutar de ese amor, para encontrar a su media naranja y vivir con ella esa relación que podría convertirse en una novela romántica, o en una preciosa historia de Hollywood. El amor no es sencillo, eso desde luego, y seguramente jamás será perfecto, pero encontrarlo hace que el mundo se mueva.

Y hay quien incluso confía en la suerte, en el destino o en la magia, para poder encontrarlo, seguramente después de haberlo intentando por su cuenta y haber fracasado. Hay personas que creen en el destino, en estar dispuestos a encontrarse con esa pareja ideal en el momento perfecto, y que entonces todo encajará. Para otros muchos, el universo necesita que le demos un “empujoncito” para hacernos conocer a la persona con la que vamos a compartir nuestra vida. La conexión de las almas, el poder de la magia blanca, de las energías y todo lo demás, hace que muchos confíen en los amarres de amor para comenzar esa relación que siempre habían soñado. Estos amarres son sin lugar a dudas una forma de magia curiosa cuanto menos, aunque efectiva, según la experiencia de muchos. Los más escépticos, sin embargo, no lo tienen nada claro y cuestionan siempre esos métodos, llamándolos estafa.

Qué son amarres de amor

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Los amarres de amor son un tipo de hechizo mágico que ayuda a una persona a mantener la fuerza de su amor por otra, para mejorar una relación o comenzarla, para intentar que ese sentimiento, siempre que sea mutuo, se haga más fuerte y se mantenga en el tiempo. Como el propio nombre indica, los amarres suponen una forma de unir y amarrar esas emociones, que pueden haberse vuelto más débiles o dispersas en los últimos tiempos, y llevarlas mucho más allá, fortaleciéndoles siempre a través de la magia blanca. Esta es uno de las diferencias principales con respecto a otros hechizos, y es que en los amarres no se utilizan las maldiciones, ni la magia negra, solo la propia fuerza del amor y la necesidad de que todo salga bien, y de hacer feliz a la otra persona.

En qué consisten estos ‘embrujos’

Lo más usual dentro de los amarres de amor es utilizar un conjuro como promesa de fidelidad y amor hacia esa persona a la que queremos mantener a nuestro  lado. El conjuro, siempre positivo, puede ir acompañado de algún ungüento o un elixir que debemos tomar. También es cierto que existen métodos más oscuros en este tipo de amarres, que tienen que ver no solo con enamorar a una persona, sino en sacar del camino a otras que tal vez se estén interponiendo en nuestra relación. Aquí ya se utiliza la magia negra, con conjuros y hechizos más peligrosos, sobre todo relacionados con las alabanzas a demonios y con la búsqueda del poder necesario para que esas personas que se interponen en nuestro camino desaparezcan de una forma u otra de nuestra vida. Incluso se llegan a hacer rituales negros y sacrificios animales en algunos amarres de amor más oscuros y extremos.

Las personas que lo ofrecen

Los amarres son hechizos relacionados habitualmente con la santería, ese tipo de religión afrocaribeña que surge hace siglos por la mezcla entre las tradiciones de los esclavos africanos y su simbiosis con otras tradiciones anteriores americanas. La santería se divide a su vz en numerosos ritos, como el vudú o el palo cadombé, cada cual relacionado no solo con un tipo de magia, sino con  un territorio concreto, como Haití y Brasil en los ejemplos normbrados. La mayoría de personas que ofrecen estos servicios mágicos suelen ser santeras latinoamericanas, en muchos casos caribeñas, aunque también pueden tener otras nacionalidades y simplemente haber estudiado ese tipo de magia para lograr llevar a cabo los hechizos propuestos. Es aquí donde radica el temor para muchos, ya que este tipo de personas cobran, y a veces bastante dinero, por realizar estos hechizos, y esto puede convertirse en una estafa, teniendo en cuenta que los amarres de amor no son algo que esté científicamente demostrado, ni mucho menos.

Desmontando el mito de los amarres de amor

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Como cualquier otra cosa que venga del ocultismo o la magia, ya sea blanca o negra, este tipo de procesos está siempre bajo la lupa del escepticismo científico. Desde el punto de vista de la ciencia ortodoxa, la magia como tal no existe, ya que no se puede comprobar a través del método científico que este tipo de amarres o hechizos funcionen siempre, y que haya una conexión directa y causal. Es por eso que muchos señalan a estas santeras como estafadoras, ya que ganan dinero a través de la realización de rituales que prometen un resultado que no pueden asegurar. Es cierto que a veces este tipo de hechizos sí que tiene resultado, y es entonces cuando los científicos aluden al efecto placebo, que hace que la propia idea de que sirven para algo empuje a la persona que los realiza a cambiar su forma de actuar, para conseguir ese objetivo, pensando que en realidad es cosa de magia.

Por supuesto también encontramos a los defensores de estas artes mágicas, que de hecho se llevan practicando desde hace siglos y están muy imbuidas en el folklore y las creencias de muchas partes del mundo. Las personas que acuden a la santería lo hacen, en muchas ocasiones, por pura desesperación, después de haberlo probado todo y no obtener resultados. Es el clavo ardiendo en el que confían para superar esa situación que están pasando, en este caso, para recuperar el amor perdido o hacer que la pasión vuelva a ser intensa en la pareja. Los amarres a veces funcionan y otras no, porque dependen de muchos factores, y así lo aseguran las propias santeras que los llevan a cabo. No son un método cien por cien fiable, pero por supuesto, son muchos los que siguen pensando que hay una fuerza mágica que nos ayudará si se lo pedimos, siempre con el dinero por delante.